miércoles, 10 de febrero de 2016



     
                             
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Tengo un cuerpo de niña.
Tengo 21 años y tengo
un cuerpo de niña.

En mi boca
sombras y lilas
para escupir, 
y en mis manos, pétalos
marchitos de las primaveras que fui
y no volveré a ser.

Tengo un cuerpo
cansado de tres partos,
un cuerpo de niña
que juega a ser madre
sin saber qué es utero.

La niña y sus rostros para cada día.
Hoy triste, hoy feliz, hoy cansada.
La niña tiene ojos de poesía.
La niña es luz cantando nanas
de cebollas y patatas.

Cuando los niños duermen,
sobre la mesa
una sopa fría 
para la madre niña.


Lara Peiró

sábado, 6 de febrero de 2016

lunes, 1 de febrero de 2016



Me duele la garganta donde bailaba tu lengua y en lugar de mariposas tengo cuervos comiéndose mi estómago. Mi ombligo se convierte en ventana y mi útero, desnudo, se abre al mundo. Esta soy yo. Esta herida de aire y hueso. La hoja que cae en otoño para pudrirse con el resto en el suelo: putrefacción otoñal. Nunca habias visto a nadie bailar sobre un volcán y morirse de frio. Pues bien, aquí me tienes. Me arranco la piel a tiras porque la sangre asusta. La sangre es una valle de rosas y yo necesito espinas en este cuerpo frágil. Venus se hace una foto conmigo. Escucho el sonido de la explosión del Big Bang y es como un beso tuyo en mi oreja destrozandome el tímpano. Confieso que la soledad es demasiado solitaria y que me gustan los campos de fresas. He dibujado un camino con pinturas de colores de los chinos y he escrito en las paredes "soy eterna". Me he conocido, me he gustado y me he follado tantas veces que la luna se ha vuelto roja.

Todo esto y más es solo aire, solo hueso. Hay demasiada hambre en mi desierto y no me gusta este cementerio sin muertos. Me iré y me dirán "nadie va a ir a buscarte, idiota. Quién va a querer vivir en tus ruinas?" Hablan los estúpidos y yo me dejo querer de nuevo por quien ha matado todos los monstruos de debajo de mi cama. No quiero ruinas, quiero un suicida que me diga "te quiero" en un hotel de París y beber de los versos de una hoja amarilla como la que un día me pusiste en la boca para decirme que estoy viva.

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