martes, 6 de enero de 2015



Me gusta el reflejo en el espejo. Ese que no reconozco, el que alza la copa, brinda y me sonríe como si estuviera convencida del concepto “felicidad”, mientras el invierno sigue golpeando mi ventana (cristal donde se deslizan en carreras vertiginosas restos de la última tormenta que vino a inspirarme). Encontré en la distancia el alivio al dolor que el plural dejó y el vacío de tu ausencia se llenó de palabras caóticamente ordenadas. Aproximación es lo que mi cuerpo necesita. Acercarme al espejo, fusionarme al reflejo y juntas brindar tan fuerte por nosotras que rompamos el ayer y se despierte el mañana. De la nada al todo y del amor al odio: aproximación.

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